martes, 22 de septiembre de 2015

Desierto.

Eras como quien habla de la nieve en pleno desierto,
que las posibilidades de que aparecieses, eran nulas.

Pero fuimos. Fuimos eso que no se cuenta, que no se olvida.

Ha pasado ya un tiempo
y el mejor desierto que conozco es el que dejaste en mi boca
tras haberme besado, esos besos que me dejaban sin aire,
que incluso me hacían plantearme la idea de que si seguía así
acabaría mal. 
¿Que mas da? ¿Acaso el amor no se basa en eso? Pensaba.
En dar y recibir
en no cansarse de querer nunca, en morir en cada suspiro 
y renacer en cada sonrisa.

Pero una vez te escuche que decías, sin querer entenderte,
que tras todo ese desierto
no había agua, que todo se agotaba, y que no podíamos hacer nada 
por remediarlo, y así fue como termino

Como quien se pierde en mitad del desierto sin agua.